Antonio Romance
Arde el sol en la plaza sevillana,
llena en su tendido de un clamor.
Hoy debuta un mozo de Triana,
Antonio Romance, solera y valor.
Cambian de capote las cuadrillas,
un torito sale bien compuesto,
lo recibe Antonio de rodillas
y otro mozo al ver el gesto,
desde la barrera así le habló:
Antonio Romance, al verte en la arena,
un río de angustias, me hiela las venas.
Corona de espinas, de Cristo gitano,
me ronda las sienes, mi pequeño hermano.
Un rezo me brota camino del cielo,
¡Señor, qué es muy niño y es torpe en su vuelo!
Que Antonio Romance es sólo un chiquillo
alegre y contento como un parajillo,
que salió del nido en busca del sol.
Dando un lance contra los chiqueros,
derrotando el toro le cogió.
Y la muerte echándole al albero,
con rosas de sangre su traje cubrió.
Cuando la cuadrilla, tristemente,
lleva al pobre hermano junto al huerto,
loco de dolor besa su frente
y su voz rota en lamento,
de agonías y sollozos.
Antonio Romance, al verte en la arena,
sentí yo la angustia, regando mis penas.
Corona de espinas, de Cristo gitano,
te ha puesto la muerte, mi pequeño hermano.
Señor de los cielos, permite, te imploro,
que juegue en tu reino, como un niño al toro.
Que Antonio Romance es sólo un chiquillo
alegre y contento como un parajillo,
que salió del nido, que el sol lo quemó. |
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